Cómo identificar si tengo trauma o heridas emocionales no resueltas

La mayoría de nosotros, o incluso todos, hemos experimentado en algún momento de nuestra vida algún tipo de experiencia difícil o dolorosa que puede haber dejado en nosotros una huella emocional o de trauma.
Cuando hablamos de trauma muchas personas tienden a pensar que no han sufrido trauma en su vida. Quizás es porque pensamos que un trauma es algo realmente excepcional, como lo puede ser un tsunami o un accidente de tráfico; pero en realidad un trauma es una experiencia que ha tenido un impacto emocional de tal magnitud en nosotros, que ha superado nuestros mecanismos de afrontamiento y como consecuencia de ello nuestro cuerpo no ha podido integrarlo del todo.
Hay una época de nuestra vida en la que somos extremadamente vulnerables a este tipo de experiencias, esta es la infancia; una etapa en la que nuestras herramientas para afrontar ciertas situaciones no están desarrolladas o tan desarrolladas como lo pueden estar en un adulto.
Cuestiones que ahora nos parecen anecdóticas, en la infancia puede haberse vivido como un trauma, y siempre pongo el mismo ejemplo: para un niño de 2 años, quedarse una tarde solo en casa puede ser terrorífico y constituir un trauma, mientras que para un adolescente la misma experiencia es una auténtica fiesta.
Es posible que también pienses que no recuerdes lo que sucedió en la infancia, o que tuviste una infancia feliz y por consiguiente no tienes trauma. También es posible, pero me gustaría compartir contigo algo acerca de este tipo de experiencias: cuando el impacto emocional es tan grande, segregamos tanto cortisol que nuestro hipocampo que es el órgano que se encarga de crear la secuencia narrativa de lo que sucedió, se ve afectado y puede producirse en nosotros lo que se llama una “amnesia disociativa”.
Esto no quiere decir que, como no recordamos, no podemos trabajar este trauma; sí que podemos hacerlo ya esas experiencias quedan almacenadas en nuestra “memoria implícita” y a través de la terapia sensible al trauma y otras técnicas podemos acceder a ello.
Identificar si tenemos traumas no integrados no siempre es fácil, precisamente por lo que he mencionado anteriormente, pero esto no quiere decir que no podamos hacerlo. De hecho, suelen manifestarse de una manera sutil, e incluso en ocasiones evidentes, en nu vida y a través de algunas señales que podrían indicarnos precisamente que hay heridas emocionales pendientes que trabajar.
Entre esas señales, están las emocionales y psicológicas como pueden ser, por ejemplo, las reacciones emocionales explosivas, ansiedad, miedo o un estado de alerta permanente sin causa aparente, la tristeza persistente, apatía o la desconexión emocional también puede ser una manifestación de traumas no resueltos; igual que los recuerdos intrusivos o flashbacks e incluso las pesadillas que se repiten con una cierta frecuencia.
Dentro de estas señales podríamos incluir también la autocrítica excesiva, los patrones de control rígidos que dan lugar a reacciones explosivas o culpa cuando algo sale de nuestro control, o incluso el sentimiento de culpa constante.
Además de los síntomas emocionales y psicológicos, en ocasiones también podemos presentar ciertos síntomas psicosomáticos que pueden estar relacionados con el trauma no integrado: tensión muscular, fatiga crónica, problemas digestivos, dificultades para dormir e incluso una hipersensibilidad al estrés.
El trauma no resuelto o integrado también afecta a nuestras relaciones personales dando lugar a miedos irracionales, celopatía, dificultad para confiar en los demás o para abrirnos emocionalmente con otras personas, patrones de relaciones tóxicas o evitativas, dependencia emocional o un miedo tremendo al abandono o rechazo.
Ciertas conductas y hábitos también pueden estar relacionados con trauma, como puede ser en algunos casos la evitación de lugares, personas o conversaciones porque nos generan malestar, el uso excesivo de alcohol, drogas, comida, redes sociales o trabajo para evadir ciertas emociones puede indicar la presencia de heridas emocionales no integradas.
Aunque no todos esos síntomas tienen su origen exclusivamente en el trauma no integrado, si que son señales que pueden estar hablándonos de él. Es común que la mayoría de las personas tengan alguna herida emocional no resuelta y, en algunos casos, interfiere de forma significativamente en la vida de estas. Si este es tu caso, tal vez vanga la pena explorarlo un poco más a fondo.
Suscríbete a nuestra newsletter
Recibe contenidos e información de cursos y talleres para tu crecimiento personal y profesional
No nos gusta el SPAM. Esa es la razón por la que nunca venderemos tus datos.