El principio de equilibrio en Constelaciones Familiares

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El principio de equilibrio en Constelaciones Familiares

En el trabajo con Constelaciones Familiares contemplamos 3 principios fundamentales que, de alguna manera, regulan las relaciones saludables (familiar y de todo tipo). Estos principios son: el principio de pertenencia, el principio de orden y el principio de equilibrio; principio en el que nos vamos a centrar en este artículo.

Este principio sostiene que para que las relaciones dentro de un sistema familiar o cualquier otro sistema humano sean saludables, debe existir un equilibrio dinámico entre el dar y el recibir. Este principio es especialmente importante en las relaciones de pareja, pero también se manifiesta de forma diferente en otros tipos de relaciones, como entre los padres e hijos, pero vamos a empezar centrándonos en el sistema familiar.

El equilibrio en un sistema familiar se basa en la necesidad de mantener un intercambio justo y mutuo entre sus miembros. Este intercambio no es solo material, sino también y, sobre todo, emocional (afecto, apoyo, reconocimiento). Cuando una persona da excesivamente sin recibir, o recibe sin dar, se genera un desorden que provoca tensiones, resentimientos y dinámicas de poder.

En la definición de este principio hablábamos de un equilibrio dinámico. Esto quiere decir que, en una relación, no se trata de dar una vez y recibir otra, sino de un intercambio recíproco y continuado que alimenta la relación. Bert Hellinger decía algo así como que “Para que una relación crezca en amor, cuando recibas algo bueno tienes que dar un poquito más de lo que recibiste”. Ese dar y recibir continuado es la manera en la que cada uno de los miembros alimenta el vínculo existente entre ambos y lo mantiene vivo.

La relación entre padres e hijos tiene un equilibrio diferente. Los padres dan incondicionalmente, especialmente en los primeros años de vida del hijo, sin esperar una devolución directa. Los hijos, sin embargo, no pueden devolver a sus padres todo lo que han recibido (empezando por la vida), pero pueden transmitirlo a la siguiente generación o a la comunidad a través de su actitud de servicio.

Cuando el principio de equilibrio se rompe, surgen diferentes síntomas y patrones disfuncionales en la familia y en las relaciones. Por ejemplo:

  • Sacrificios no reconocidos: un miembro de la familia que ha dado mucho sin reconocimiento puede desarrollar resentimiento o adoptar un rol de víctima.
  • Dinámicas de deuda emocional: un hijo que se siente excesivamente en deuda con sus padres puede sabotear su propia felicidad o éxito por lealtad inconsciente.
  • Repetición de patrones: si en una generación hubo un desequilibrio importante, por ejemplo, un sacrificio no compensado, esto puede repetirse en generaciones posteriores hasta que se restaure el equilibrio. Estos patrones son patrones aprendidos que actúan a nivel inconsciente.

El principio de equilibrio, en sí, es un principio más complejo de lo que puede parecer inicialmente. Cuando nosotros recibimos algo se genera una deuda energética con la persona que nos da y, en ocasiones, esta deuda puede resultarnos incómoda de sostener. En vez de sostener la incomodidad y poner nuestra atención en el acto de dar de la otra persona, la ponemos en el sentimiento de deuda y urgencia por devolver lo antes posible al otro. Es como cuando te invitan a una cerveza y saltamos en automático “la próxima pago yo”, sin apreciar la invitación que te ha hecho. Para el otro, esta dinámica puede causarle una sensación de que no se está apreciando o reconociendo aquello que se da.

Adicionalmente, el trauma no procesado e integrado y ciertos patrones aprendidos y roles tienen un impacto directo sobre nuestra apertura a recibir y sentirnos merecedores de lo que nos están dando. Cuando esto sucede, recibir nos hace sentir extremadamente vulnerables y puede tocar heridas antiguas.

Cuando en una relación uno de los miembros tiene dificultad para recibir se va a centrar fundamentalmente en el “dar”. Este patrón es sumamente agotador y extenuante con el añadido de que, en esa relación, tu das y percibes que no recibes a cambio lo suficiente. El quid de la cuestión está, en ocasiones, no tanto en que la otra parte no esté dando lo suficiente, sino en la dificultad que experimentamos nosotros para exponernos al recibir.

El principio de equilibrio es un principio fundamental para mantener relaciones familiares saludables y sostenibles en el tiempo. Esto aplica a cualquier tipo de relación ya sea familiar, laboral o de pareja. Cuando el dar y el recibir están en armonía, los vínculos se fortalecen y los miembros del sistema se sienten respetados y valorados. Sin embargo, cuando este equilibrio se rompe, surgen tensiones, resentimientos y patrones de sufrimiento. Las constelaciones familiares ofrecen una herramienta poderosa para restablecer este equilibrio, permitiendo que las personas vivan sus relaciones de manera más auténtica, libre y amorosa.

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