El Impacto del desarrollo personal de los padres en sus hijos

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El impacto del desarrollo personal de los padres en sus hijos

Si hay algo acerca de lo que no tengo ninguna duda es de la importancia que tiene que padres y madres trabajen en su autoconocimiento y en su desarrollo personal. Este proceso de autoconocimiento y crecimiento personal no solo beneficia a los padres, sino que también influye directamente en la calidad de vida, el desarrollo emocional y psicológico, la salud mental y la formación de sus hijos.

Esto es especialmente relevante si los hijos son pequeños o adolescentes. Durante la infancia se sientan las bases del bienestar mental de la persona, y además es un periodo clave en la formación de la identidad y la autoestima de la persona, así como en el desarrollo de las habilidades sociales que le van a permitir, en un futuro, relacionarse de una manera sana y saludable.

El niño es capaz de crecer, desarrollarse y prosperar de manera óptima en ambientes donde se encuentra seguro y se siente amado. En este sentido, el trabajo personal de unos padres que aprenden a ser conscientes de sus propias necesidades, que son capaces de regularse emocionalmente y de observar cómo estas habilidades influyen en su capacidad de proporcionar al niño esa sensación de seguridad y de sentirse amado, es vital. La crianza perfecta no existe, pero en la medida en que seamos capaces de observar las consecuencias y el impacto de nuestro estado emocional y habilidades, podremos tomar responsabilidad sobre ello.

Los niños aprenden por modelaje, principalmente a través de la observación y de la imitación. Cuando los padres se involucran en un trabajo personal continuo y desarrollan comportamientos más saludables como una gestión eficiente de las emociones, una resolución constructiva de conflictos o una forma de comunicarse abierta y honesta, los niños tienen más probabilidades de adoptarlos y utilizarlos en sus propias interacciones sociales y emocionales.

Además, los padres que trabajan en su desarrollo personal aprenden a manejar y gestionar mejor el estrés, el cambio y la incertidumbre. Esta adaptabilidad se presenta también en la crianza con una mayor capacidad para gestionar los desafíos que pueden surgir en el día en la convivencia y en la relación con el niño y el adolescente. Viendo a sus padres manejar los desafíos de manera constructiva, los niños aprenden a hacerlo también.

Incorporar la mirada sistémica a la crianza

La mirada sistémica parte de la base de que la persona está fuertemente influenciada por su entorno (sistema familiar) y de que un cambio en el sistema familiar o en alguno de sus miembros tiene un impacto directo en todos los miembros del sistema, y esto es especialmente relevante en el caso de los niños.

La incorporación de la mirada sistémica en ese proceso de autoconocimiento y de desarrollo personal de los padres puede ayudar a observar y a entender muchas de las dinámicas inconscientes que operan dentro de la propia familia, que tienen su origen en la historia personal de los padres y que se trasladan a la relación con los hijos en forma de patrones familiares y que muchas veces pueden ser vividos como negativos o disfuncionales. Tal vez alguna vez te hayas pillado repitiendo comportamientos de tus padres que asegurabas que nunca ibas a repetir con tus hijos.

Este enfoque, además, ayuda a fomentar un sentido de pertenencia e identidad en el niño; algo fundamental para que se sienta seguro y amado tal como es. Ese sentido de pertenencia contribuye a que el niño entienda que tiene un lugar único e importante dentro de su sistema familiar y en la vida. Cuando eso sucede, el niño puede desarrollar una imagen mucho más clara y segura de sí mismo, algo fundamental para su desarrollo emocional y psicológico. El mero hecho de sentirse parte de algo más grande (el sistema familiar) le va a proporcionar seguridad y confianza.

La aplicación de la mirada sistémica en la crianza puede ayudar, también, a identificar y romper patrones familiares disfuncionales que se han transmitido a través de generaciones. Estos patrones funcionan habitualmente en el inconsciente y la mirada sistémica contribuye a traerlos al consciente. Al hacer consciente lo inconsciente, los padres tienen la oportunidad de cambiar estos patrones antes de que se perpetúen en sus hijos, abriendo el camino hacia una forma de vida y hacia unas relaciones familiares y personales más saludables y equilibradas.

Adicionalmente, la mirada sistémica permite ver más allá del comportamiento superficial de los miembros de la familia arrojando luz sobre las motivaciones subyacentes a estos. Comprenderlos puede ayudar a responder de una manera más efectiva y sensible a las necesidades emocionales de los hijos.

En definitiva, al integrar el enfoque sistémico, los padres y madres no solo enriquecen su propia experiencia personal y parental, sino que también pueden proporcionarle al hijo un entorno más saludable, un modelo a seguir y herramientas valiosas para su desarrollo y bienestar a largo plazo.

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