Qué es la ventana de tolerancia
La ventana de tolerancia se refiere al rango de intensidad emocional y de activación fisiológica dentro del cual podemos funcionar y procesar nuestras experiencias y emociones de una manera óptima y saludable
En esta zona óptima de intensidad y activación, nuestras respuestas emocionales y fisiológicas están en equilibrio, lo que significa:
- Que somos capaces de experimentar y sentir emociones, tanto positivas como negativas, sin sentirnos abrumados por ellas.
- Nuestro sistema nervioso autónomo mantiene un equilibrio entre la activación y la relajación, no estamos en estado de alerta ni de desconexión o parálisis.
- Podemos pensar con claridad y tomar decisiones racionales con un claro sentido de estar en el presente. Nuestra capacidad para procesar información y resolver problemas no está comprometida por una sobreexcitación emocional o una desconexión.
- Estamos lo suficientemente regulados como para ser empáticos y conectarnos con los demás, sin que nuestras propias emociones nos sobrecarguen o nos aíslen.
En este estado de intensidad y activación, situado dentro de nuestra ventana de tolerancia, el sistema nervioso autónomo mantiene un equilibrio entre el sistema nervioso simpático, que prepara al cuerpo para la acción (la respuesta de "lucha o huida"), y el sistema nervioso parasimpático, que promueve la relajación y la recuperación (la respuesta de "descanso y digestión").
Sin embargo, cuando lo que estamos experimentando es demasiado intenso o abrumador, podemos salirnos de nuestra ventana de tolerancia.
Cuando nos movemos hacia arriba, fuera de nuestra ventana de tolerancia, entramos en un estado de hiperactivación. En este estado, el sistema nervioso simpático está excesivamente activado, preparándonos para luchar o huir, incluso cuando no hay una amenaza física real. Esto puede manifestarse como ansiedad, pánico, ira intensa, o reacciones de hiperactividad.
Por otro lado, cuando caemos por debajo de nuestra ventana de tolerancia, entramos en un estado de hipoactivación. Este estado puede presentarse como desconexión, entumecimiento, depresión, o sensación de estar "apagados" o distantes. Aquí, el sistema nervioso parasimpático puede estar demasiado activado, llevándonos a un estado de inmovilidad o colapso, que es otra forma primitiva de respuesta al peligro. Es algo que se puede ver con frecuencia en la naturaleza cuando ciertos animales caen en un estado de inactividad similar al “estar muertos” para evitar a su depredador. Esto no es un acto que podamos acometer a voluntad, sino que es una respuesta de nuestro sistema nervioso.
El estrés y el trauma pueden reducir tu ventana de tolerancia. Esa es la razón, por ejemplo, por la que a veces en una situación de estrés o en una etapa estresante, ante un estímulo determinado experimentamos reacciones o emociones explosivas y que pueden parecer desproporcionadas.
El trabajo terapéutico, especialmente en el tratamiento del trauma, a menudo implica ampliar nuestra ventana de tolerancia. Cuando estamos dentro de la ventana de tolerancia somos más resilientes ante el estrés y las adversidades. Podemos enfrentar desafíos, adaptarnos a los cambios y recuperarnos más rápidamente de las experiencias difíciles. La expansión de la ventana de tolerancia, por lo tanto, es un objetivo clave en terapia, ya que nos permite manejar mejor la complejidad de nuestras vidas emocionales y los desafíos de nuestro día a día.
La ventana de tolerancia es un concepto desarrollado por Daniel J. Siegel y es un término utilizado con frecuencia en el ámbito de la terapia con sensibilidad al trauma.
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