La aplicación intrapsíquica del principio de pertenencia
En nuestro trabajo con constelaciones, aplicamos también el principio de pertenencia a nivel intrapsíquico. Al igual que en un sistema familiar, nuestra psique puede entenderse como un sistema complejo formado por diversas partes, facetas y experiencias. Cada una de estas partes tiene un rol o función dentro de nuestro sistema interno, aunque algunas de ellas pueden entrar en conflicto con otras o ser más difíciles de aceptar.
En términos intrapsíquicos, el principio de pertenencia implica que todas las partes de nuestra psique tienen un lugar legítimo y deben ser reconocidas e integradas para que la personalidad funcione de manera equilibrada y saludable. Sin embargo, cuando rechazamos, reprimimos o excluimos ciertos aspectos de nosotros mismos, aparecen conflictos internos que pueden manifestarse a través de síntomas como ansiedad, culpa, baja autoestima o incluso trastornos emocionales o de la personalidad.
A veces excluimos, rechazamos o reprimimos emociones como la rabia, el miedo, la tristeza o la vergüenza. Quizás porque no encajan con lo que se espera de nosotros, con los cánones sociales o con la imagen que queremos proyectar en nuestro entorno. Otras veces son rasgos de nuestra personalidad que consideramos indeseables o "impropios", como la agresividad, la vulnerabilidad o la ambición. También podemos rechazar deseos, aspiraciones o impulsos que percibimos como inadecuados o moralmente conflictivos.
Vivencias dolorosas o traumáticas, especialmente si no han sido procesadas de manera adecuada, suelen ser relegadas al inconsciente, aunque sigan ejerciendo una influencia en nuestra vida diaria. A veces esta exclusión es deliberada a través del silencio o la negación, otras veces es fruto de la amnesia disociativa derivada del trauma.
Cuando no aceptamos e integramos algunas de estas partes de nuestra psique, estas no desaparecen, sino que permanecen en el inconsciente ejerciendo una influencia en nuestra vida, aunque de manera indirecta y, a menudo, disfuncional o destructiva. Atrapan y consumen nuestra atención en el esfuerzo de evitar que estas partes excluidas salgan a la superficie y se muestren. Esta tensión entre las partes aceptadas, las excluidas y las partes protectoras de la psique que se encargan de que las excluidas no salgan a la superficie, puede generar malestar, agotamiento, ansiedad o depresión ya que consumimos importantes recursos de energía psíquica en mantener esos aspectos reprimidos fuera de la conciencia.
El principio de pertenencia a nivel intrapsíquico implica que todas las partes de nuestra psique, tanto las que valoramos como las que rechazamos, tienen derecho a existir y ser integradas. Cuando integramos las partes excluidas de nuestra psique, creamos una mayor unidad interna que deriva en una mayor autoaceptación, lo que reduce el conflicto intrapsíquico y nos permite funcionar de manera más coherente y auténtica con una sensación de armonía y equilibrio emocional.
Tanto el nivel sistémico familiar como y el sistémico intrapsíquico, están íntimamente conectados. Muchos de los conflictos internos que enfrentamos pueden estar relacionados con exclusiones a nivel sistémico, como la falta de reconocimiento de algún antepasado o las dinámicas no resueltas dentro del sistema familiar, que luego se reflejan en la psique individual.
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