Qué son los roles familiares y cómo se forman
Los roles familiares son las funciones o posiciones que cada miembro de la familia asume dentro del propio sistema familiar. Estos roles se van configurando a lo largo del tiempo a través de la dinámicas que se dan en las relaciones y la interacción entre los miembros de la familia y no son necesariamente establecidos de manera explícita. Como miembros de nuestra familia podemos asumir uno o varios roles y estos pueden influir en nuestro comportamiento, identidad y formas de relacionarnos tanto dentro como fuera de la familia.
Cómo se forman los roles familiares
Los roles familiares se forman a través de una combinación de múltiples factores que involucran nuestra historia familiar, las expectativas culturales, las interacciones que realizamos en el día a día y las experiencias individuales de los miembros de la familia. A lo largo del tiempo, estas dinámicas establecen patrones de comportamiento y relaciones entre los miembros de la familia.
La estructura familiar y las dinámicas de poder
La estructura de la familia, es decir, quiénes conforman la familia y cómo se distribuyen las responsabilidades y la autoridad dentro de ella, juega un papel fundamental en la asignación de estos roles. En muchas familias, los padres o cuidadores principales asumen el papel de líder o líderes, y los hijos se posicionan en roles que complementan o desafían esa autoridad.
Los roles como el de cuidador, líder o mediador suelen originarse en aquellos miembros que tradicionalmente asumen el control o la protección de la familia, mientras que los hijos mayores pueden adoptar roles de responsabilidad o liderazgo en la familia, asumiendo el papel de "héroes" o cuidadores de sus hermanos menores.
En el caso de los hijos menores, puede que asuman roles más dependientes, e incluso en algunos casos más desafiantes y retadores, como el del “rebelde”, buscando destacar o equilibrar la atención dentro de la familia.
Las expectativas familiares
Las proyecciones y expectativas de los padres sobre los hijos también tienen un impacto significativo en la formación de estos roles familiares. Las proyecciones ocurren cuando los padres atribuyen a sus hijos sus propios deseos, expectativas, miedos o frustraciones, de manera consciente o inconsciente, afectando directamente a la forma en que los hijos asumen ciertos roles dentro de la familia e influyendo tanto en su desarrollo personal como en la dinámica familiar.
El contexto social, cultural y religioso
La cultura y el contexto social en el que se encuentra inmersa la familia influyen, también, en la asignación de roles. En algunas culturas, se espera que ciertos miembros de la familia asuman responsabilidades específicas, como los hijos mayores que cuidan a los hermanos menores, o que los hombres provean económicamente, mientras las mujeres gestionan las emociones y el cuidado del hogar.
En muchas sociedades, estos roles familiares también están influenciados por las normas y expectativas de género, donde se espera que hombres y mujeres asuman funciones diferentes dentro del propio hogar. Algo parecido ocurre con el orden de llegada de los hijos, en Catalunya, por ejemplo, existe la figura del hereu para designar al primer hijo varón que heredaba la totalidad o la mayor parte de los bienes familiares, especialmente el patrimonio agrícola, con el fin de preservar la unidad económica de la finca.
Interacciones y relaciones en la infancia
Las interacciones tempranas y las dinámicas relacionales establecidas desde la infancia juegan un papel fundamental en el establecimiento de estos roles. Los niños aprenden a interactuar con los demás en función de cómo son tratados por sus padres y hermanos, y estas primeras interacciones moldean la forma en que los miembros de la familia se perciben a sí mismos y a los demás.
Si un niño recibe atención positiva por ser responsable o complaciente, puede asumir el rol de "héroe" o "cuidador". Por otro lado, también es posible que un niño que recibe atención a través de comportamientos disruptivos, puede desarrollar el rol de "rebelde" o "chivo expiatorio".
A menudo, estos roles familiares se desarrollan en contraste con los demás. Si un hermano es percibido como el exitoso, otro puede sentirse impulsado a destacar de una manera diferente, como siendo el "payaso" o el "rebelde".
La satisfacción de necesidades emocionales
Los roles familiares también se forman como respuesta a las necesidades emocionales individuales y familiares. Cada miembro de la familia tiende a asumir un rol que le permita encontrar su lugar dentro del sistema y satisfacer necesidades específicas, tanto propias como de los demás, especialmente la de los progenitores.
Por ejemplo, un niño que no se siente seguro en el entorno familiar, debido a la tensión en casa o cualquier otro motivo, puede asumir el papel de “niño invisible” o “niño bueno” para no destacarse y/o causar problemas. O un niño que percibe que su madre necesita cuidados y atención, puede erigirse en "cuidador" de su madre.
Los roles también pueden funcionar como mecanismos de defensa. Por ejemplo, un hijo que asume el rol de "mediador" intenta controlar las tensiones familiares, evitando los conflictos para mantener la armonía en la familia. Por otro lado, si algún hijo asume el papel de "chivo expiatorio" puede asumir el rol de absorber las tensiones para desviar la atención de problemas más profundos.
Las crisis o eventos importantes
En algunas ocasiones, las crisis familiares o eventos como la muerte de un miembro, un divorcio, enfermedades o problemas económicos, pueden provocar una reconfiguración de los roles. Los miembros de la familia se adaptan a las nuevas circunstancias, asumiendo roles que antes no desempeñaban. Así, por ejemplo, ante la muerte de uno de los padres, el hijo mayor puede asumir el papel de cuidador de los demás hermanos.
Las etapas de nuestro propio desarrollo, como la adolescencia o el envejecimiento, también pueden influir en esos cambios de roles. Un adolescente puede adoptar el rol de "rebelde" en un intento de encontrar su propia identidad, mientras que los padres que van cumpliendo años y haciéndose mayores, pueden pasar de ser los líderes a necesitar ser cuidados.
Los patrones intergeneracionales
Los roles familiares a menudo se transmiten de generación en generación. Los padres, de manera consciente o inconsciente, replican los patrones que aprendieron de sus propias familias de origen, perpetuando ciertos roles dentro del sistema familiar.
Si un padre fue el "cuidador" en su propia familia de origen, puede fomentar que uno de sus hijos asuma ese mismo rol en la familia actual e incluso, a veces, los miembros de la familia repiten roles que les fueron asignados por tradición, o bien, se sienten leales a un patrón familiar sin cuestionarlo. Por ejemplo, si en una familia siempre ha habido un "chivo expiatorio", un hijo puede asumir ese papel inconscientemente para mantener la cohesión familiar.
Factores individuales y personalidad
Pero no todo son factores externos, sino que cada miembro de la familia también contribuye a la formación de roles desde su propia personalidad, temperamento y necesidades individuales. Así, por ejemplo, los niños con un temperamento más sumiso pueden inclinarse hacia roles como el "cuidador" o el "mediador", mientras que aquellos con temperamentos más independientes pueden asumir el rol de "rebelde" o "líder".
Factores como nuestra autoestima, la necesidad de recibir atención por parte de nuestros progenitores, la capacidad que tenemos para manejar el estrés y la inteligencia emocional influyen en el tipo de rol que adoptamos dentro de la familia.
Para concluir, aunque estos roles pueden proporcionar una estructura y sentido de pertenencia, también pueden limitar o generar tensión si no permiten una expresión auténtica de cada individuo. El autoconocimiento, la terapia y la reflexión sobre estos roles familiares pueden ser claves para lograr un mayor bienestar y equilibrio dentro del sistema familiar.
Al mismo tiempo, herramientas como las constelaciones familiares, pueden arrojar luz sobre estos roles y dinámicas disfuncionales que están originando tensiones dentro del sistema familiar y que nos generan sufrimiento. Al hacer consciente lo que está operando en el inconsciente, podemos empezar a trabajar sobre ello y asumir roles y responsabilidades que nos corresponden, liberándonos de aquello que vivimos como disfuncional.
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