Qué pasa cuando el trauma se encuentra con la mirada sistémica
El trauma no ocurre en el vacío, sino que suele tener su origen en una experiencia vivida en la relación con alguien, ya sea nuestros padres, compañeros de colegio o pareja. Incluso cuando la experiencia sucede en solitario nunca está realmente aislado ya que su impacto tiene ramificaciones en el sistema relacional y familiar de la persona. Inevitablemente lo sistémico y relacional tiene su impacto en el trauma, y el trauma tiene su impacto en lo sistémico y relacional.
Cuando combinamos la comprensión del trauma con la mirada sistémica, se abre una puerta hacia una oportunidad de sanación más integral y profunda que, como terapeutas y clientes nos va a permitir:
- Entender el trauma como un fenómeno relacional en el que, muchas veces, su origen o su perpetuación están ligados a las relaciones y contextos en los que la persona vive. La mirada sistémica nos va a ayudar a identificar cómo el trauma puede estar relacionado con patrones familiares, transgeneracionales o sociales y nos va a permitir trabajar no solo con el síntoma, sino también con las raíces profundas de ese sufrimiento o dificultad.
- Fomentar intervenciones más completas y sostenibles que van a fortalecer tanto los recursos internos del cliente (como su resiliencia y capacidad de autorregulación) como los externos (relaciones familiares, culturales y sociales).
- Integrar los niveles individuales y relacionales donde el trabajo somático con trauma libera el estrés atrapado en el sistema nervioso y la mirada sistémica complementa este proceso explorando las dinámicas familiares y relacionales que lo origina o sobre las que impacta.
- Ampliar nuestra capacidad de observación, como terapeutas, permitiéndonos explorar dinámicas relacionales y transgeneracionales más allá de la narrativa individual. Esta ampliación va a fomentar una perspectiva mucho más compasiva, evitando centrar la responsabilidad exclusivamente en el cliente.
- Trabajar con aplicaciones prácticas y eficaces en casos de trauma transgeneracional y en conflictos relacionales, aportando claridad sobre dinámicas perpetuadoras mientras, al mismo tiempo, contribuye a regular las respuestas emocionales intensas.
El resultado de esto es un proceso de sanación mucho más completo y profundo, donde la persona además puede recuperar su lugar en el sistema y construir relaciones más saludables consigo misma y con los demás.
En la formación intensiva de Sistémico y Trauma que lanzamos hace unos días, profundizaremos en esta integración. Esta es una formación donde cada elemento ha sido pensado y diseñado desde el amor y el profundo respeto por los procesos únicos de cada persona.
Creemos firmemente que la sanación, tanto individual como sistémica, comienza cuando nos permitimos mirar con compasión, comprender con profundidad y actuar desde el corazón y este viaje no solo es para adquirir herramientas, sino también para transformar nuestra manera de acompañar, de conectarnos y de ser en un mundo que es sistémico.
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