Por qué repetimos patrones familiares de nuestros padres
Repetir patrones familiares es un fenómeno más común de lo que pensamos, y está influenciado por una combinación de factores psicológicos, sociales y biológicos. Como niños, aprendemos comportamientos y actitudes observando a nuestros padres y otros miembros de la familia, internalizando estos patrones y a menudo repitiéndolos en la edad adulta. Este fenómeno se observa especialmente cuando, como adultos, nos encontramos replicando los mismos patrones que observamos en nuestros padres, incluso aquellos que no nos gustaban.
El modelado de comportamiento en la infancia es una forma muy poderosa de aprendizaje. Los niños observan y emulan las maneras de interactuar, resolver conflictos y expresar emociones de sus padres, estableciendo así un "mapa" para su propio comportamiento futuro. Incluso en el caso de que esos comportamientos no sean ideales o sean contraproducentes, estos pueden arraigarse profundamente y manifestarse en nuestra vida adulta.
El papel de las dinámicas familiares
Más allá de este modelado de comportamiento, las dinámicas establecidas en la familia influyen en la repetición de los patrones. Crecemos en un ambiente donde ciertos comportamientos y/o actitudes son la norma. Por ejemplo, si en una familia se valoran ciertos aspectos como el éxito académico o profesional, es probable que las generaciones futuras sientan una presión similar para cumplir con estos estándares.
También, la transmisión transgeneracional del trauma juega un papel importante. Los hijos de padres que han experimentado traumas significativos pueden heredar ciertas respuestas emocionales y comportamentales.
Los roles familiares
Los roles familiares también contribuyen a esta repetición. Los miembros de la familia a menudo asumen roles específicos, como el cuidador o el pacificador, y estas dinámicas pueden ser adoptadas inconscientemente por las generaciones futuras, incluso si no son funcionales o saludables. Asimismo, las creencias y valores centrales de una familia suelen transmitirse a los hijos, incluyendo actitudes hacia aspectos fundamentales de la vida como el trabajo, el dinero y las relaciones de pareja o relaciones con los hijos.
En este contexto, las constelaciones familiares y la terapia pueden ser útiles para identificar, hacer conscientes, integrar y modificar estos patrones ya que permiten explorar las dinámicas y relaciones dentro del sistema familiar, ayudando a los individuos a entender cómo ciertos patrones han sido influenciados por sus antepasados o su posición en la familia. Hacer consciente esos patrones y su origen, que muchas veces reside en el inconsciente, puede ser el primer paso para romper ciclos no deseados y establecer nuevos patrones de comportamiento más saludables y positivos.
Pero, ¿cómo dejar de repetir ese patrón?
El primer paso es reconocer y ser consciente de los patrones que estamos repitiendo. Comprender el origen de estos patrones, ya sea en la infancia, en experiencias pasadas o en cuestiones transgeneracionales, es crucial. Conocer más, en concreto, acerca de ese patrón puede ayudar a conocer más acerca de los comportamientos asociados. La terapia o las constelaciones pueden ser herramientas útiles para desentrañar sus entresijos y desarrollar estrategias para cambiarlos.
Una de las cuestiones fundamentales que trabajamos en terapia, y en cierta medida en las constelaciones cuando trabajamos con trauma, es el desarrollo de la conciencia dual: la capacidad de observarte a ti mismo, algo a lo que contribuye también el mindfulness. Esta capacidad de auto-observación nos ayuda a comprender y a experimentar que somos mucho más que ese patrón. El ser consciente de ello te coloca en un lugar en el que el patrón deja de actuar en automático y poco a poco vas adquiriendo la capacidad de decidir, de una manera deliberada, si continúas actuando desde ese patrón o empiezas a hacerlo de otra manera.
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