El conflicto en la pareja y nuestra respuesta corporal según la teoría polivagal
Nuestro cuerpo y nuestro sistema nervioso responden al estrés de manera compleja desencadenando una serie de reacciones físicas de manera automática. Cuando aparece el conflicto en la pareja se puede desencadenar esa respuesta de estrés en el cuerpo, aumentan nuestros niveles de cortisol y adrenalina y, ante una discusión o situación de conflicto, puede ponerse en marcha nuestro mecanismo de lucha-huida-congelación a través de la activación del nervio vago y nuestro sistema nervioso simpático.
El nervio vago conecta el cerebro con varios órganos vitales y según la teoría polivagal tiene dos ramas distintas que influyen en nuestras reacciones ante situaciones de estrés:
- Rama ventral: asociada a estados de calma y conexión social
- Rama dorsal: esta rama se activa en situaciones de amenaza extrema cuando nos sentimos totalmente atrapados y percibimos que la lucha o la huida es inviable. En estos casos el vago dorsal puede inducir un estado de "inmovilización" o incluso desmayo. Probablemente habrás visto documentales en los cuales animales perseguidos por su presa colapsan y se "hacen el muerto". Esto es por la activación de su rama dorsal.
Paralelamente contamos con el sistema nervioso simpático que se activa cuando hay una respuesta de peligro y el cuerpo se prepara para la lucha o la huida.
Ante una situación de peligro o estrés, nuestro sistema nervioso evalúa en un instante la situación y responde activando una de las anteriores opciones y esto sucede en cuestión de milisegundos. Atendiendo a esta activación, la respuesta al conflicto en la pareja puede ser muy diferente.
Respuesta desde la activación del vagal ventral
Respuesta regulada
La respuesta desde la activación del vagal ventral es una respuesta desde la regulación emocional. Como veíamos anteriormente, el vagal ventral está asociado con nuestros estados de calma y de regulación emocional. Una persona que, en una situación de conflicto en la pareja, tiene una respuesta desde el vagal ventral, es capaz de comunicarse de manera efectiva y de mantener la calma en las discusiones. Las emociones no le sobrepasan. También es capaz de mostrar empatía por su pareja y de escuchar activamente, algo que contribuye significativamente a la resolución del conflicto.
Respuesta desde la activación del simpático
Desde este estado de activación pueden darse dos situaciones bien diferenciadas:
Respuesta de lucha
Este tipo de respuestas alimenta el conflicto y puede manifestarse a través del tono de voz elevado, la crítica y el desafío constante con una cierta tendencia a interrumpir el discurso del otro, a minimizar o anular su punto de vista e incluso a la invalidación de emociones y sentimientos.
Cuando, ante el conflicto, la respuesta de nuestro sistema nervioso es de lucha, aparecen nuestras partes defensoras. Es frecuente que entremos en la justificación de nuestras acciones o incluso en acusaciones cruzadas. Surge la necesidad de imponer nuestro punto de vista por encima del punto de vista de la otra persona. En este tipo de respuestas toda nuestra atención y energía está puesta en la lucha, dificultándose la conexión emocional con nuestra pareja.
Respuesta de huída
Dominada, también, por la activación del sistema simpático, este estado se centra en la evitación del peligro o de la incomodidad y puede manifestarse tanto de una manera evitativa, eludiendo, minimizando y negando cualquier tipo de conflicto o incluso huyendo y abandonando físicamente el lugar en el que se produce el conflicto; como ocupándonos en exceso con otras actividades o distracciones para no estar presentes. En todos caso se produce un distanciamiento emocional.
Este tipo de respuesta evitativa puede dar lugar a una acumulación de problemas no resueltos que generan resentimiento y una mayor desconexión emocional. Es una manera de evitar el dolor, el miedo o la incomodidad asociada al enfrentamiento.
Respuesta desde la activación del vagal dorsal
Asociadas a esta rama del nervio vago encontramos tanto la respuesta de congelación como la de colapso. Aunque ambas respuestas pueden parecer muy similares a simple vista, hay diferencias sutiles entre ellas al manifestarse en el conflicto en la pareja. Estas respuestas son muy visibles en situaciones de conflicto realmente intenso o en personas en las que los asuntos y traumas no resueltos del pasado resuenan en sus conflictos de pareja.
Respuesta de congelación
En la respuesta de congelación podemos sentirnos desconectados emocionalmente de la otra persona y nuestra capacidad para expresarnos verbalmente puede verse significativamente reducida. A veces no somos capaces de encontrar las palabras e incluso en otras ocasiones puede que simplemente no seamos capaces de articular palabra.
Este tipo de respuestas surge, habitualmente, ante situaciones en las que nos sentimos realmente atrapados y sin posibilidad de acción posible; pudiendo dar lugar a profundos sentimientos de desamparo e impotencia. En algunos casos, se pueden dar respuestas físicas involuntarias como la disminución del ritmo cardiaco, respiración superficial o retención de la respiración, disminución del tono muscular, leves temblores, sensación de frío e incluso una disociación y desrealización de la persona; sensación de "estar pero no estar".
Respuesta de colapso
En la respuesta de colapso nos sentimos tan abrumados por la intensidad de las emociones que experimentamos una especie de "apagón emocional", como si ya no pudiera afectarnos la situación o incluso como si estuviéramos viviéndola desde fuera. En este caso, también, se produce dificultades para expresarnos verbalmente.
Aunque el estado de colapso es muy parecido al de congelación en los síntomas anteriormente mencionados, en el colapso la sensación de impotencia, desesperanza o de no poder hacer nada es aún más prolongada. Quien lo experimenta siente que no tiene capacidad o el deseo de tomar medidas para resolver el conflicto, pudiendo dar lugar a un "cierre emocional" y una retirada completa del conflicto.
Para algunas personas con historias de trauma, especialmente aquellos relacionados con el abandono o rechazo, los conflictos de pareja pueden reactivar experiencias pasadas, intensificando nuestra respuesta de colapso.
Todas estas respuestas tienen que ver con la sensación sentida, en nuestro cuerpo, de sentirnos seguros ante una situación. Se trata de algo puramente corporal.
Entender nuestras respuestas corporales ante el conflicto en la pareja puede ser fundamental para nuestro desarrollo personal y la mejora de nuestras relaciones. Una mayor conciencia corporal promueve una mayor conciencia de nuestras emociones y estados internos; este es un paso esencial para lograr una mayor regulación emocional y poder responder al conflicto desde un estado vagal ventral en el que podamos escuchar empáticamente al otro, comunicarnos de una manera clara sin estar sobrepasados por las emociones, y procesar e integrar de una manera óptima y saludable.
Ser consciente de nuestras respuestas corporales nos va a ayudar, también, a comunicar mejor nuestras necesidades y límites en la pareja. Por ejemplo, si nos vemos entrando en un modo de activación de la respuesta de lucha, podemos pedir un momento para calmarnos y regularnos emocionalmente antes de continuar la conversación.
Estas respuestas al conflicto, también pueden estar condicionadas por patrones familiares y por la presencia de trauma no integrado que pueda tener su origen en la propia relación de pareja, en nuestra infancia, en historias anteriores o en la historia de nuestra propia familiar. Un abordaje terapéutico, ante respuestas intensas de activación, puede ser una buena opción para explorar sus causas, integrarlas y adquirir una mayor capacidad para regularnos emocionalmente.
En el programa online "Descubriendo mi yo en nosotros", profundizaremos en el conflicto en la pareja, la teoría polivagal y nuestra regulación emocional. Si quieres saber más puedes conocer el programa en detalle aquí.
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