Los conflictos más comunes en la pareja
El conflicto en la pareja es inevitable, pero no es algo necesariamente destructivo, sino que puede convertirse en una oportunidad para crecer y fortalecer la relación si se maneja de una manera adecuada.
A lo largo de estos años he podido observar que, a menudo, el conflicto está estrechamente relacionado con nuestras heridas emocionales más profundas que encuentran en determinadas causas un importante detonante para ese conflicto.
Entre los conflictos más comunes podemos encontrar:
Una comunicación deficiente: la falta de una comunicación efectiva es uno de los problemas más frecuentes. Las parejas a menudo no expresan sus necesidades, deseos y sentimientos de manera clara, lo que puede llevar a malentendidos y resentimientos acumulados. Estas dificultades en la comunicación y en la forma en que expresamos nuestros deseos y sentimientos están influenciados por patrones familiares, nuestra relación de apego y el arquetipo de relación de pareja que está fuertemente influenciado por lo que hemos visto en la relación con nuestros padres.
Diferencias en valores y creencias: las diferencias fundamentales en valores, creencias religiosas, o metas a largo plazo pueden causar tensiones. Estos conflictos a menudo surgen cuando las parejas no discuten estos temas cruciales desde el inicio. Nuestros valores y creencias están fuertemente influenciados por nuestras heridas nucleares. Estas heridas moldean nuestra percepción del mundo y nuestras expectativas de las relaciones. Cuando dos personas con heridas nucleares diferentes entran en una relación, estas heridas pueden influir en cómo cada uno percibe y maneja las diferencias en valores y creencia
Problemas Financieros: El dinero es una fuente común de conflicto. Las discrepancias en los hábitos de gasto, deudas acumuladas y la falta de planificación financiera pueden generar estrés y disputas en la pareja. La seguridad económica está directamente relacionada con nuestra sensación de sentirnos seguros en el mundo y para algunas personas, además, puede incluso estar relacionada con su sensación de valía. Adicionalmente la contribución económica a la pareja puede ser fuente de tensiones en muchas ocasiones.
Infidelidad: la infidelidad, ya sea emocional o física, puede devastar la confianza y la seguridad en la relación. Este es uno de los conflictos más difíciles de superar y a menudo requiere intervención profesional para manejarlo adecuadamente y toca directamente nuestras heridas de abandono, rechazo, traición, humillación e injusticia.
Roles y responsabilidades: las expectativas no alineadas sobre los roles y responsabilidades dentro de la relación o el hogar pueden causar fricción. Esto incluye desde las tareas domésticas hasta la crianza de los hijos. Estos roles y responsabilidades están directamente influenciadas por lo que hemos vivido en nuestra infancia. En ocasiones proyectamos en la pareja la responsabilidad de cubrir las carencias y necesidades que, en su día, no fueron cubiertas por nuestros padres.
Intimidad física y emocional: las diferencias en las necesidades y expectativas respecto a la intimidad física y emocional pueden ser una fuente significativa de conflicto. La falta de conexión emocional o la insatisfacción sexual son temas que frecuentemente se presentan en terapia. Nuestro estilo de apego predominante juega un papel fundamental en las expectativas que tenemos sobre el otro acerca de la disponibilidad emocional.
Gestión del tiempo: la falta de tiempo de calidad juntos puede afectar la relación. Las demandas laborales, responsabilidades familiares y otros compromisos pueden hacer que las parejas se sientan desconectadas y desatendidas, algo que puede tocar profundamente nuestras heridas de abandono o incluso de rechazo.
Celos e inseguridad: los celos y la inseguridad pueden surgir por diversas razones, ya sea por experiencias pasadas, baja autoestima o comportamientos actuales de la pareja. Estos sentimientos, si no se manejan adecuadamente, pueden erosionar la confianza y la armonía en la relación.
Familia extendida: las relaciones con la familia extendida, incluyendo suegros y otros familiares, pueden ser una fuente de conflicto. Las expectativas y las interferencias externas pueden complicar la dinámica de la pareja generando conflictos de lealtades.
Expectativas irrealistas: a veces, las expectativas poco realistas sobre la relación o la pareja pueden llevar a desilusiones y conflictos. Es importante tener expectativas realistas y trabajar juntos para alcanzar un equilibrio saludable.
Para abordar estos conflictos es fundamental entender que detrás de muchos de ellos hay heridas nucleares que resuenan poderosamente. Reconocer y abordar estas heridas a través del autoconocimiento, la comunicación abierta, el compromiso y la terapia puede transformar los conflictos en oportunidades para el crecimiento y la conexión emocional. Al hacerlo, las parejas pueden crear una relación financiera más armoniosa y resiliente, basada en la comprensión mutua y el respeto por las experiencias emocionales de cada uno.
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