8 tipos de abuso psicológico
El abuso psicológico es un patrón de comportamiento (no un evento aislado) que tiene el objetivo de manipular, controlar o debilitar emocionalmente a otra persona y es algo que está mucho más presente en nuestra vida diaria de lo que pensamos.
Sentir que caminamos sobre cáscaras de hueco cuando estamos con alguien, o tener dificultad para tomar decisiones sin la aprobación de esa persona pueden ser, por ejemplo, algunas de las señales de estar experimentando un cierto abuso psicológico.
Estas son algunas de las formas más comunes de abuso:
- Gaslighting: Cuando alguien te hace dudar de tu propia realidad, percepción, memoria o cordura.
- Manipulación emocional: Cuando alguien hace uso de la culpa o el chantaje para controlarte.
- Aislamiento social: Cuando alguien te empuja a cortar los lazos sociales con tus amigos y conocidos para aumentar su dependencia de él/ella.
- Invalidación y minimización: Cuando alguien desestima o minimiza tus sentimientos, pensamientos o experiencias.
- Silencio y evitación: Cuando alguien te ignora o evita intencionadamente como forma de castigo o control.
- Control: Cuando alguien limita el acceso a tus recursos, amigos, familia u oportunidades para crear dependencia.
- Humillación y desprecio: Cuando alguien te menosprecia o te avergüenza en público o en privado.
- Culpabilización: Cuando alguien te hace sentir responsable de los problemas de la relación o del propio abuso.
A diferencia del abuso físico, que implica agresiones tangibles, el abuso psicológico se manifiesta a través de comportamientos manipulativos, despectivos o controladores que pueden ser más difíciles de identificar. El objetivo de este tipo de abuso es generalmente ejercer poder y control sobre la otra persona, debilitando su autoestima y su capacidad para funcionar en la vida diaria.
Características del abuso psicológico
El abuso psicológico no suele ser un episodio aislado, sino que se tratan de patrones de comportamiento que se repiten en el tiempo en el que además existe un claro desequilibrio de poder entre el abusador y la víctima.
El abuso psicológico puede tener, además, efectos duraderos en la víctima, incluidos problemas de salud mental como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT).
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