Qué hay detrás del "esto ya lo he trabajado"
Es muy probable que a ti también te haya pasado, pero más de una vez, en el ámbito de una sesión de terapia o de un taller o proceso de autoconocimiento me he encontrado diciendo o escuchando un "eso ya lo he trabajado". Esta afirmación, contundente y rotunda, surge cuando pensamos que hemos superado ciertos retos emocionales o situaciones de nuestra historia, pero ¿realmente hemos superado o trascendido esos capítulos o quizás es una "resistencia" o una parte protectora que intenta mantenernos a salvo de antiguos dolores y heridas?.
Imagina que tuviste una experiencia difícil en la infancia. Por ejemplo, te sentiste excluido y humillado por tus compañeros de colegio. Con el tiempo lo trabajas en terapia, cultivas tu autoestima, aprendes a poner límites, vuelves a confiar en las personas y mantienes sólidas relaciones de amistad lo que te lleva a pensar que has superado por completo estos sentimientos de rechazo. Sin embargo, te das cuenta de que tienes una hipersensibilidad a cualquier situación en la que te sientes levemente excluido y reaccionas de manera explosiva y con una intensidad emocional que puede parecer desproporcionada.
En terapia, y con el objetivo de evitar que te vuelvas a sumergir en el dolor más profundo de la exclusión y posible causa nuclear del asunto, podría salir una parte protectora diciendo "eso ya lo he trabajado", cuando ese dolor y esa herida es posible que no haya sido del todo sanada. Sanar no es un evento, es un proceso.
Cuando una parte protectora dice "eso ya lo he trabajado", puede no solo estar negando la necesidad de explorar más profundamente ciertos aspectos emocionales o experiencias, sino que también puede estar expresando una importante resistencia al cambio y esto puede suceder por varias razones:
Autoprotección: la parte protectora puede estar intentando protegerte de revivir el dolor o la incomodidad asociados con ciertos recuerdos o emociones. En cierto modo, esta parte cree que al afirmar que el tema ya ha sido resuelto, puede mantenerte a salvo de sufrimiento adicional.
Evitación: a veces, estas partes protectoras emplean la evitación como mecanismo de defensa. Reconocernos que aún hay trabajo por hacer implica enfrentarse a emociones difíciles o admitir vulnerabilidades, lo cual puede resultarnos intimidantes o abrumadoasr.
Proceso incompleto: en ocasiones, una persona puede creer que ha resuelto un tema porque ha abordado ciertos aspectos de este, pero puede que haya capas más profundas o perspectivas diferentes que aún necesitan atención. El proceso de sanación y crecimiento es a menudo más complejo y multifacético de lo que inicialmente se percibe y no se trata de un evento puntual.
Defensa del ego: el ego, en un intento de mantener la coherencia y estabilidad de nuestra identidad personal, puede resistirse a reconocer que aún hay aspectos de uno mismo que necesitan ser explorados o sanados. Esta resistencia puede manifestarse, precisamente, a través de estas partes protectoras.
Cuando nos abrimos a la posibilidad de que esa parte nuestra que dice "eso ya lo he trabajado" sea una de nuestras partes protectoras y le pedimos que nos deje seguir explorando, nos abrimos la posibilidad a seguir profundizando en nuestro proceso; a traer al consciente cuestiones que aún quedaban en el inconsciente.
Te propongo que, cuando vuelvas a encontrarte con esa parte, simplemente la mires con curiosidad, con empatía y con compasión. Tal vez puedas recordarle que, aquí y ahora, estás a salvo y no hay nada de lo que te tenga que proteger. Que, como adulto, puedes hacerte cargo y tienes herramientas para sostener lo que surja si es que te apetece seguir explorando y profundizando en tu proceso.
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