Qué es la presencia terapéutica

presencia terapéutica
Presencia terapéutica

La presencia terapéutica puede definirse como la capacidad que tiene el terapeuta para estar plenamente presente y comprometido con el cliente en la sesión de terapia, y es un elemento esencial a la hora de establecer una conexión profunda y genuina con el cliente.

La presencia terapéutica va más allá de la técnica o el método empleado en el proceso de terapia, se centra en el “ser” del terapeuta más que en el “hacer”. Es un estado de ser y de estar que implica una atención plena, abierta, receptiva y sin juicio en relación a todo aquello que es y comparte el cliente. La presencia permite al terapeuta conectar con el cliente de una manera auténtica y genuina, creando un espacio seguro para el cliente que favorece su sanación, transformación y crecimiento personal. Esta presencia no solo implica la atención consciente, sino también la resonancia emocional y una profunda empatía con el cliente.

Componentes de la presencia terapéutica

Atención plena

Se refiere a la capacidad de estar plenamente presente y consciente en el momento presente, sin ningún tipo de distracción interna o externa. Esta práctica implica observar nuestros pensamientos y sentimientos sin juzgarlos ni reaccionar a ellos, permitiéndonos una conexión más profunda con lo que está sucediendo en ese mismo momento. En esta observación sin juicio hay una aceptación plena de lo que ocurre, cesa toda resistencia y estamos plenamente disponibles para el cliente.

Empatía:

Es la capacidad que tenemos para comprender los sentimientos de la otra persona, para ponernos en sus zapatos. En el contexto terapéutico implica una profunda conexión emocional y una resonancia con la experiencia del cliente y con todo lo que está compartiendo.

Desde nuestro punto de vista la empatía involucra cuatro aspectos fundamentales:

  • Una empatía de carácter cognitivo que nos permite comprender los pensamientos y perspectivas del cliente.
  • La capacidad de resonar emocionalmente con el cliente sintiendo con él.
  • Un nivel de trabajo personal y la suficiente sanación de las propias heridas del terapeuta como para empatizar desde la regulación emocional y sin traer “sus mapas” a la sesión.
  • Y, por último, la compasión que implica nuestra capacidad de mirar con amor y con un deseo de apoyo y acompañamiento el dolor o sufrimiento del cliente.

Autenticidad:

La autenticidad en terapia se refiere a la capacidad del terapeuta de ser genuino y sincero en su relación con el cliente. Para que esto sucede el terapeuta debe ser capaz de estar en contacto interno con sus propias experiencias internas para poder trasladarlas a la sesión terapéutica cuando sea necesario. Aquí es importante también, tal y como hemos comentado previamente, el trabajo personal del propio terapeuta. En medida en la que el terapeuta tenga trabajadas sus heridas nucleares, menos posibilidad habrá de que estas interfieran en la sesión terapéutica.

La autenticidad implica, además, un proceso continuo de reflexión, introspección y supervisión que nos permita ser plenamente auténticos en la sesión.

Sintonía

La sintonía es la capacidad del terapeuta para resonar con las emociones y experiencias del cliente. Esto implica una profunda conexión emocional y un cierto grado de intuición que le permite comprender los estados internos del cliente.

La sintonía y la regulación emocional del propio terapeuta le permiten acompañar al cliente a regular sus propias emociones, creando un espacio terapéutico donde el cliente siente que es seguro mostrar sus propias emociones.

Apertura y no juicio

Esto implica mantener una actitud receptiva, libre de juicios, de prejuicios y una disposición total a aceptar la experiencia del cliente tal como es. Cuando el cliente no se siente juzgado en terapia, puede abrirse plenamente a la vulnerabilidad mostrando sus miedos y anhelos más profundos.

Esta apertura sin juicio nos permite, además, acercarnos al cliente con curiosidad y apertura y sin presuposiciones ni expectativas. Esta mirada fomenta en el cliente una actitud de exploración y descubrimiento.

La presencia terapéutica es una capacidad del terapeuta que requiere de un desarrollo continuo y consciente. No es algo que se “aprenda”, es algo que se cultiva y. Es el pilar fundamental de la terapia que va a facilitar que el cliente se sienta lo suficientemente seguro y confiado como para abrirse y explorar los lugares más recónditos de su psique y de su historia.

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