Qué es el trauma transgeneracional o intergeneracional

El trauma transgeneracional o trauma intergeneracional, se refiere a la transmisión de experiencias traumáticas de una generación a otra. Este fenómeno ocurre cuando los efectos emocionales, psicológicos y a veces físicos de un trauma no resuelto en una generación afectan a las generaciones siguientes, a pesar de que estas no hayan experimentado directamente el evento traumático original. Este tipo de trauma puede surgir de diferentes experiencias o eventos significativos como guerras, genocidios, esclavitud, abusos, desastres naturales, depresión y problemas de salud mental, migraciones forzadas, pérdidas significativas, entre otros.

El trauma transgeneracional se puede transmitir a través de varios mecanismos:

Patrones de comportamiento y de relación: los padres que han experimentado un trauma pueden desarrollar ciertos patrones de comportamiento y estilos de relación influenciados por su propio trauma. Por ejemplo: pueden desarrollar una desconfianza profunda en las personas, hipervigilancia, reacciones emocionales intensas, etcétera. Los hijos observan y aprenden estos patrones de comportamiento por modelaje y pueden internalizarlos, replicando así las respuestas traumáticas en sus propias vidas y relaciones.

Narrativas e historias familiares: las historias y narrativas que se transmiten en una familia pueden contener elementos del trauma experimentado por generaciones anteriores. Estas historias pueden ser explícitas, a través de relatos directos, o implícitas, a través de actitudes y creencias familiares. La forma en que se cuentan estas historias y el significado que se les da puede influir en cómo las generaciones posteriores interpretan sus propias experiencias y su identidad.

Factores biológicos y epigenéticos: la investigación en epigenética sugiere que el trauma también puede influir en la expresión de ciertos genes. Los eventos traumáticos pueden causar cambios epigenéticos que pueden ser heredados por las generaciones siguientes, afectando su respuesta al estrés y su salud mental. Estos cambios epigenéticos pueden predisponer a los descendientes a condiciones como la ansiedad, la depresión y otras enfermedades mentales. Las experiencias vividas en el útero materno también pueden generar predisposición. Si una madre estuvo continuamente estresada durante el embarazo, los elevados niveles de cortisol que experimentó impactaron directamente sobre el bebé.

Ambiente familiar y social: el ambiente en el que crecen los niños está fuertemente influenciado por las experiencias y comportamientos de sus padres. Un ambiente familiar marcado por el trauma puede incluir factores como la falta de seguridad emocional, la disponibilidad emocional, la inconsistencia en el cuidado y la presencia de comportamientos disfuncionales. Estos ambientes pueden dificultar el desarrollo de una salud mental y emocional robusta en los hijos impactando directamente en la relación de apego, en el propio desarrollo neurobiológico del niño, perpetuando así los efectos del trauma.

Creencias y valores familiares: las creencias y valores que se forman como respuesta a un trauma pueden ser transmitidos de generación en generación. Por ejemplo, familias que han experimentado traumas de guerra pueden desarrollar creencias sobre la desconfianza en la seguridad y la necesidad de estar siempre preparados para el peligro. Estas creencias pueden influir en las decisiones de vida y en la percepción del mundo de las generaciones posteriores.

El trauma transgeneracional es una realidad extremadamente compleja que afecta profundamente a las personas, familias y comunidades muchas veces de manera totalmente inconsciente. Entender los mecanismos de transmisión y trabajar para traer al consciente sus efectos e integrar ese trauma es crucial para abordar y sanar estas heridas. Través de las constelaciones familiares es posible trabajar para hacer consciente lo inconsciente. A partir de ahí, a través de la terapia sensible al trauma, podemos trabajar sobre el impacto que ha tenido en nuestra propia vida ese trauma transgeneracional. Es posible romper el ciclo del trauma y crear un futuro más saludable y resiliente para nosostros y las generaciones venideras.