Cómo se desarrolla nuestra conciencia moral
El desarrollo de nuestra conciencia moral es un proceso complejo en el que impactan diferentes aspectos del ser humano: factores biológicos, sociales y culturales influyen en la moralidad de cada individuo.
Biológicamente, nuestro córtex prefrontal juega un papel importante en la evaluación moral, la toma de decisiones y la empatía. Diferentes estudios han podido demostrar cómo, personas con daños en esa área del cerebro, pueden presentar dificultades para comprender y seguir normas sociales. Este daño en el córtex prefrontal puede estar producido por un trauma físico pero también por un trauma emocional, como es el caso de ciertas experiencias adversas durante la infancia o algunos casos severos de estrés post-traumático.
Dentro de los factores sociales y culturales que influyen en el desarrollo de nuestra conciencia moral, la familia, el colegio, el grupo al que pertenecemos y la sociedad en general juegan un papel fundamental en la transmisión de los valores morales. Estos valores morales están directamente relacionados con la regulación de nuestra pertenencia a esos sistemas o grupos.
La conciencia moral a lo largo de la vida
Nuestra conciencia moral no es algo estático, sino que cambia a lo largo de nuestra vida a medida que vamos ganando en experiencias, adquiriendo nuevas perspectivas y adaptándonos al entorno cambiante con el que nos relacionamos. En ese desarrollo continuo de la conciencia moral podemos observar diferentes etapas:
Infancia temprana (de los 0 a los 2 años aproximadamente): durante esta etapa de la vida del ser humano comienzan a sentarse los cimientos de nuestra conciencia moral. Los niños comienzan a mostrar un conocimiento básico de lo que está bien o mal en base a cómo reaccionan sus cuidadores principales (generalmente los padres). El córtex prefrontal del niño no está definitivamente maduro como para poder racionalizar y evaluar acerca de lo bueno o lo malo pero su cerebro y, especialmente el área límbica, es capaz de empatizar y sintonizar con las emociones de los demás para así responder con comportamientos positivos.
Niñez (de los 3 a los 8 años aproximadamente): en esta etapa el niño empieza a internalizar normas y valores basando sus juicios morales en las consecuencias inmediatas de sus acciones o en las normas morales establecidas por las figuras de autoridad (padres, maestros, adultos). La motivación que les guía inicialmente es la de evitar el castigo u obtener la recompensa.
Niñez tardía e inicio de la adolescencia (de los 9 a los 15 años aproximadamente): En esta etapa los niños comienzan a internalizar las normas sociales y muestran preocupación por cumplir las expectativas y mantener el orden que se espera de ellos. La moralidad se basa en las relaciones y en conseguir la aprobación de los que les rodean.
Adolescencia: habitualmente en esta etapa el ser humano comienza a cuestionarse su identidad y las normas y reglas que ha estado acatando hasta entonces. Comienza a desarrollar una moralidad más autónoma basada en sus propios principios personales.
Adultez: a medida que avanzamos en la vida y adquiriendo experiencias nuevas perspectivas nuestra conciencia moral va evolucionando alcanzando niveles más altos de razonamiento moral.
Lawrence Kohlberg, teórico del desarrollo moral, propuso una teoría muy interesante en la que estableció 3 niveles morales de desarrollo:
- Nivel preconvencional: típico de niños pequeños y basado en la orientación a la recompensa y la evitación del castigo.
- Nivel convencional: basado en el cumplimiento de normas y expectativas.
- Nivel post-convencional: las personas reconocen que sus normas y principios morales pueden ir más allá de las marcadas por el grupo o la sociedad.
A pesar de que el desarrollo de la conciencia moral es un proceso natural de la mayoría de las personas, algunos individuos experimentan un estancamiento de su conciencia moral que parece permanecer detenida en la etapa de niñez tardía e inicio de adolescencia (nivel convencional), incapaz de desarrollar una moralidad autónoma. Esto puede ser debido a diversos factores entre los que podemos incluir problemas en el desarrollo cognitivo, una presión familiar, social o cultural que juegue extremadamente con el sentimiento de pertenencia de la persona, un ambiente enfáticamente autoritario o experiencias tempranas en la infancia que pueden afectar negativamente al desarrollo de la conciencia moral (falta de exposición a valores morales, abuso, negligencia, etcétera).
Aunque no en todos los tipos de culpa es así, el desarrollo de nuestra conciencia moral es un requisito previo para experimentar lo que denominamos la culpa moral. Si no somos capaces de comprender las normas y valores, no podemos sentirnos culpables al violarlas. En este sentido la culpa moral, a pesar de que es una emoción difícil o incómoda de sostener, puede tener también una función positiva al llevar a reflexionarnos sobre nuestras acciones y aprender de nuestros errores.
En nuestro curso “Explorando el sentimiento de culpa” profundizamos en el desarrollo de nuestra conciencia moral y exploraremos las dinámicas asociadas a nuestros sentimientos de culpa desde la mirada sistémica, la perspectiva transgeneracional, perinatal y el modelo de partes..
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