La soledad no es sentirse solo
Para conectar con uno mismo hay que abrazar la soledad, hacerle espacio, darle la bienvenida, abrir la puerta y decirle: hola ¿Qué tal?. Aquí estoy, puedes entrar hasta la cocina.
En el silencio y en la soledad uno empieza a conocerse.
No hay nadie más…
No está el vecino, no está tu amigo, tu novia, tu novio.
Tampoco está Netflix, ni Tik Tok, ni el email, ni WhatsApp, ni el futbol, ni sálvame; ni ese perreo constante que no paran de poner en la emisora.
Sólo estás tú… contigo mismo en pelotas, sin tapujos, sin careta, sin disfraz , sin necesidad de fingir, sin engañarte.
En la soledad… en la de verdad, en la que se disfruta y se aprende a disfrutar; se está siempre presente.
No estás en el ¿qué pensará? no estás en el ¿le gustare? ¿me aceptarán? ¿lo lograré? ¿me amará? ; porque ahí, en ese espacio sólo estás tú y puedes empezar a ser realmente eres tú.
En la soledad… en la de verdad, en esa de la que te vengo hablando desde hace rato es donde empiezas a verte, a aceptarte, a escucharte, a acompañarte, a bendecirte y a honrarte.
Es donde, paradójicamente, empiezas a despojarte de ese traje gris y raído que viste la sensación de sentirte solo.
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