El síndrome del impostor

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El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que experimentan algunas personas que sienten que no merecen sus logros y que viven con un miedo constante a ser descubiertos. Aunque este síndrome puede afectar a cualquier persona, también se dá en individuos que han alcanzado cierto grado de éxito en su campo, pero sienten que sus logros son el resultado de la suerte o el azar más que de sus propias habilidades o esfuerzos.

A menudo, las personas con síndrome del impostor tienen dificultades para aceptar elogios y reconocimientos, lo cual contribuye a perpetuar el ciclo de duda y ansiedad. Pueden pasar mucho tiempo preocupados por si serán capaces de mantener el mismo nivel de rendimiento en el futuro, algo que resulta profundamente agotador y que puede llevar a problemas de ansiedad y estrés.

El síndrome del impostor y las partes de la personalidad

El síndrome del impostor no es un diagnóstico clínico como tal, pero es un fenómeno reconocido en la literatura psicológica y en estudios sobre bienestar y rendimiento.

Si observamos el síndrome del impostor desde la perspectiva del trabajo con partes de la personalidad podemos observar y explicar el síndrome del impostor de la siguiente manera:

Partes exiliadas: son partes de nuestra psique que han sido heridas o traumatizadas en algún momento de la vida y que han sido "exiliadas" o empujadas fuera de la conciencia porque el dolor es demasiado grande. En este caso, podría tratarse por ejemplo de una parte de nuestra personalidad que se siente inútil o incompetente debido a experiencias pasadas de críticas severa, de fracaso o de expectativas proyectadas por los padres. Cada cual debe descubrir su origen.

Partes Protectoras:

  • Una parte crítica que se encarga de juzgar y evaluar constantemente nuestro desempeño señalando imperfecciones y comparándonos con un arquetipo ideal inalcanzable. En alerta constante.
  • Una parte perfeccionista que vela porque no haya la más mínima valía acerca de nuestro trabajo y que puede experimentarse como una parte extremadamente agotadora.
  • Y otra parte protectora que trata de minimizar el riesgo de exposición al fracaso. Esta parte trata de evitar que la persona se exponga al riesgo de ser descubierta pudiendo llegar a utilizar el autosabotaje o la procastinación.

Estas partes protectoras se encargan de velar por la seguridad y el dolor de los excluidos o exiliados, una parte antigua de nosotros cargada de miedos e inseguridades y que puede que incluya experiencias tempranas de no sentirse digno, lo suficientemente bueno o capaz.

Y por supuesto, más allá de todo esto podemos encontramos nuestro yo esencial que es capaz de mirar amorosa y compasivamente a ese excluido y a esas partes protectoras que tanto cuidan de él.

El síndrome del impostor podría entenderse, en algunos casos, como una manifestación de experiencias traumáticas pasadas que han afectado la autoimagen y la percepción del valor de uno mismo y que han dado lugar a esas partes de la personalidad.

Hay situaciones en la historia temprana de una persona que pueden predisponer a que alguien experimente sentimientos asociados al síndrome del impostor: unas expectativas familiares muy altas en relación a nosotros, favoritismo o comparación con otros hermanos más exitosos, la crítica o desvalorización constante durante la infancia, una aprobación en función del éxito o desempeño académico o tal vez traumas más serios que puedan contribuir a dañar la autoimagen 

Cómo podemos trabajarlo

Trabajar en el síndrome del impostor a nivel personal es un proceso que suele requerir tiempo, autoconocimiento y posiblemente el apoyo de profesionales. Aquí hay algunas estrategias que podrían ayudarte:

  1. Identificar Pensamientos, patrones y las partes involucradas: El primer paso es reconocer cuándo estás experimentando síntomas del síndrome del impostor. Anotar tus pensamientos y las partes de ti que identificas en esos momentos puede ser una herramienta valiosa.
  2. Revisar la Evidencia: Cuando te sientas como un impostor, haz una lista de tus logros y habilidades. Verlos en papel puede hacer que sean más difíciles de ignorar.
  3. Cuestionar Pensamientos: Aprende a cuestionar tus pensamientos negativos y a reemplazarlos por otros más realistas y positivos. Por ejemplo, en lugar de pensar "No soy lo suficientemente bueno", podrías decir "Estoy aprendiendo y mejorando constantemente".
  4. Buscar Apoyo: Hablar con amigos, familiares o mentores sobre tus sentimientos puede ser liberador y esclarecedor. El síndrome del impostor es algo que experimenta un mayor número de personas de las que imaginas y a veces, simplemente saber que otros han sentido lo mismo puede ser enormemente reconfortante.
  5. Aprender del Fracaso: En lugar de ver el fracaso como una confirmación de tu impostura, trata de verlo como una oportunidad para aprender y crecer. En cualquier tipo de aprendizaje o desarrollo de nuevas habilidades va a haber siempre errores o fracasos.
  6. Establece Objetivos Realistas: Los objetivos irrealmente altos te preparan para el fracaso. Establecer objetivos alcanzables y medibles puede ayudarte a sentirte más en control.
  7. Educación y Formación Continua: Sentir que eres competente y capaz en tu campo puede aliviar los síntomas del síndrome del impostor. Tomar cursos adicionales o asistir a talleres puede ser útil en este sentido.
  8. Terapia o Coaching: Un terapeuta o coach puede ayudarte a trabajar con esas partes protectoras y excluidas así como ofrecer estrategias específicas para tu situación. Te ayudará a manejar tus creencias, tus emociones y a profundizar en el origen y en aquello que lo detona.

Aunque estas estrategias pueden ser útiles, cada persona es diferente y lo que funciona para una puede no ser eficaz para otra. 

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